¿A quién mira la luna cuando sin permiso pasa?
Osada blanca de nácar que despierta suspiros.
Es intriga inminente que la oscuridad enmarca,
es recuerdos de derroches y promesas falsas.
¿A quién mira la luna imponente desde lo alto?
Jugando a domar pasiones con sus destellos claros.
Es testigo pretencioso de variados y furtivos lazos
que se entretejen en el follaje de algún parque olvidado.
Diámetro perfecto y profundidad incierta, blanco lienzo
gris papel. Colosal proeza de alcance y convicción...
Quizás albergues huellas de una humana ambición.
Escritos y odas adornan tú órbita así como promesas
de algún lejano puerto, es inevitable que los ofrecimientos
surjan cuando creas ilusiones como acto reflejo...
Techo prestado, origen creciente, menguante, itinerante...
Almacén caducado de derroches, central de poetas y enamorados.
Dueña de un par de lagrimas de algunos que se despiden
en la oscuridad fría de tú atmosférico marco.
Cuanta grandeza por ti ignorada pero presumida desde lo alto...
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