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lunes, 20 de enero de 2014

Sabor a mi, como la canción...

Tango y vino...
Viajamos sin movernos
del perímetro verde de tu sala.
Pudo ser Argentina, quizás Europa,
pudo ser tú mirada tenua o
mi boca de brisa.
Como un acuerdo cósmico
tú mano y la mía,
mis labios tú frente,
mis piernas tus piernas;
y esa, mi confesión,
de querer complicarme
la vida con tu historia,
al menos por un rato.
Me encanta tú descaro
de saberte en mi...
Como nos reímos
de los boleros viejos,
de los amigos incoherentes
y la vida misma.
La copa rota,
los besos a media luz,
aquella invitación indebida,
el silencio obligado por la mañana,
tus brazos llenos de mi...
llenos de sol de domingo.
Saber que no esperas nada
y aún sin embargo pasa todo,
no desear estar en otro lado,
comprarse la felicidad por cuotas...

miércoles, 8 de enero de 2014

Rebaño tricolor...

País en llamas, país candela...
De sangre negra y petróleo en deuda.
Ya no te siento, ya no te encuentro,
se borró el araguaney del libro,
se me olvidó tú luz y tú aroma en mi piel.
Nos volvimos sancocho, dominó y cerveza...
Excusas, comodidad, campañas y miserias.
No hay ciudadanía, no hay humanidad,
quedan sólo migajas de patria
minada de promesas, sólo techos de lata,
niños descalzos, libros sin uso
y memoria esquiva.
Queda la burla del blanco,
el estigma del sur,
la cédula oculta y la salida de emergencia.

sábado, 4 de enero de 2014

Sin eufemismos que me agoto.

Y me dio por ser valiente...
Por retar al pasado y darle la cara.
Busqué en sus bolsillos,
le pregunté abiertamente,
indagué en historias que
no me pertenecen.
Me quemé en hogueras
donde quedan cenizas.

Me hice la fuerte y viajé
en una impetuosa y curiosa
reversa que me llevó a esa esquina.
Fui por minutos la peor versión
que recuerdo de mi misma...
Aquel boceto gris, inacabable, manchado.
Lo que tú me hiciste y yo permití,
eso que más odié por tanto tiempo
y que guardé en caja
de marca Pandora.

Me quebré como porcelana,
me hice fría como neblina,
lloré sal como una estatua,
me vi sin verme, me fui de mi.
Me corté a girones,
me hice polvo de estrellas,
me descocí las venas y
las llené de añil.

Me pasó la noche, me criticó la luna
las nubes se fueron y ni cuenta me di.
Me sentí perdida, dejada y vacía
fui el ángulo equivoco, la cuenta errada,
la fe de errata, la esquina doblada del libro.

No importa sin son peor o mejor,
eso poco resalta ante la diferencia
más obvia y añejada.
Ante cualquier prisma; ellas no son yo.
Y parece que eso basta, y ese bastar danza,
todo en la vida sigue y el tiempo
en arena se pierde y viene el odio
y viene la garra, que sostiene
el puñal que desgarra el pecho.
Que lo abre haciendo letras,
haciendo sangre, haciendo sobras.

jueves, 2 de enero de 2014

Cap. I

Entonces de pronto decidí:
Que me iba a reconciliar con los tacones altos, con los labios rojos que marcan cachetes, con las salidas a cenar sin hora para el regreso
y con la ropa brillante, las bufandas y los collares que mi mamá me heredó con la promesa de que estarían nuevamente de moda. De pronto me dio por beberme la vida en copa, por picar el ojo tras un chiste y por desaparecer todo lo viejo que al igual que el desierto se seca ante la posibilidad de renovarse. Me levanté y decidí que me reiría mucho más, que mi cabello cambiaría, seguirá despeinado claro -siempre libre pero más vivo- así como yo los domingos de sol. Borré números de teléfono que no requería, agregué un par más que quizás sólo ocupen espacio por un tiempo (pero, es un espacio de esos que te da los buenos días y te dice "buen prevecho") y eso hace falta -como no- sobre todo cuando empieza el mes, cuando empiezas la dieta, cuando empiezas a ser más Elena de Troya y menos Julieta, cuando te quieres dejar sorprender por la posibilidad. Y es que una se cansa de llevar el saco del género de vez en cuando, y yo que no me gusta cargar ni con mucho maquillaje di un paso al frente, me puse perfume y les dije con unos rulos fabulosos "al carajo" y desde ese día vivo, ya no sólo despierto.