que te recuerden que mueres solo...
Se agotó el espacio en el cántaro
de la autocrítica y el castigo.
No hace falta desvelarse buscando argumentos,
ya puedes cerrar los ojos
sabiendo que seguirás vivo.
ya no hay soga que sostener en vilo.
Ríe en alto y sin vergüenza,
usa colores fuertes, destapa un buen vino.
El silencio no es problema, pues la paz también habla.
Suelta tú cabello, seca tus lágrimas,
deja la ventana abierta mientras ves caer el alba.
a una promesa vacía sin fondo y poco diáfana.
Pasaron años de marchito ego,
fueron sábanas grises y gemidos desérticos.
Pero hoy, el viento cambia,
beneficia a la vela de tú propia barca.
Eres libre de construirte, de pixelarte...
Es el momento de ser testimonio.