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sábado, 27 de julio de 2013

En mi mesa de noche...

Tu lado romántico y alcohólico me dijo "te lo regalo!".Esa noche lloré porque entendí que podía amarte así, tan desmedido hasta el último día de mi vida y que sensación tan rara esa de quererte más que a mi misma, a momentos me oprimía el pecho y desdibujaba razones de por qué no hacer lo contrario, al menos una vez, al menos para variar.
Tal vez fue el sentimiento de quererte o el presentimiento de que esa sería una de nuestras últimas noches juntos, lado a lado, como hombre y mujer que se amaban... (Recuerdo que tu ojos estaban cerrados y tal vez fingiste no notar las lágrimas que reflejaban a Julio recitando para nosotros. Fue culpa de Madrid, la musica o el vino que supo a nostalgia) yo no lo supe, tampoco lo pregunté. Lo que sí aseguro es no poder pasar del capítulo siete porque a momentos me recuerda que llorar nunca sirve de nada. Porque por momentos entiendo que el "toco tu boca" no fue eterno...

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