Que el sonido de ese corcho viejo
inicie la cuenta regresiva hacia tus besos,
mientras un movimiento involuntario traiciona
mi falsa pero ensayada tranquilidad.
Manos, piernas, pies y alma se contraen nerviosas,
solo pienso en catarte sin lograr darle crédito a tu boca.
Toda la sinfonía de tú verbo se escribe con mudas palabras,
hace tanto ya no te escucho, solo te observo y me lleno de ti.
Hace horas deseo silenciarte acercándome a tu pecho,
mirarte fijamente con los ojos cerrados por lo incierto,
colocar mis manos sobre tu rostro sin aparente razón.
Mis argumentos poco importan a milímetros de distancia.
Recuérdame que eres tú al que idealicé con sonidos,
recórreme y explora como la pasión y la noche te dicte.
Hazme de nuevo gota a gota y no dejes de mirarme a los ojos.
Miénteme si lo consideras necesario, háblame del mundo.
Llena de vino mi taza medio vacía, celebremos la casualidad…
No hay comentarios:
Publicar un comentario