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sábado, 16 de mayo de 2015

No insista, nosotros lo llamaremos...

Si usted quiere el puesto
no coloque en el currículo
sus virtudes que vienen con el género.
Poco importa si cocina bien,
si puede reparar un botón roto
o doblar servilletas que quedan
como el mismo sombrero papal...
Quizás brinde algún puntaje,
por no descartar valores agregados,
que pueda leer la mente
-lo necesitará-
porque así tenga mucha habilidad
en lo que a geografía respecta
nunca va a saber dónde carajos
está parada.
La paciencia, ese es otro tema.
Requiere mucha, de esas que
la gente admira.
Del tipo de paciencia
en donde un "no sé,  quizás hoy sí"
se convierte en la esperanza fugaz
de aquel que cruza los dedos
por tener un poco más.
Que curioso... Hay muchos "menos"
deseando ser "más" y muchos "más" encaprichados con "menos".
Porque... "hoy tenemos menos tiempo
que ayer, así que no subiré.
Sólo un beso". Mientras yo pienso
"Quédate más que aún no canta
el gallo del vecino. Quédate, que
ni el pitico de tú reloj que nos cuenta los cariños, ese del tono antipático que he amenazado con botar ha sonado".
Que complejo es éste trabajo
de horas extras en las que justo,
ir a trabajar es la única garantía
de saberte cerca... Que complejo
es tener una habilidad de alquimista
para manipular el tiempo.
La paciencia es lo único que cuenta.
Mejor entregue el currículo
en otras piernas...
Este empleo no es para cualquiera.

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