Como gotas de lluvia predestinadas a caer,
tu realidad y la mía debían entrelazarse.
Como un trazo en el lienzo pasó tú vida en mi vida.
Noches y días respirando para luego morir.
Imaginé con temor un día un sol brillante.
Arriesgada fui al recrearte en mis posibles mundos,
pero sin razón y sin por que eras el dueño
de mi imaginario y binario común.
Lo hiciste posible con tú fuego en mi ceniza,
juego peligroso de poner a arder fantasías.
Sonaste la puerta sin despedida y
dejaste un rastro de lirios marchitos
en tú tránsito etéreo.
Culpa inminente invadió mi género,
recapitulaciones de lo ocurrido para
justificar la pérdida y entender las
fallas que quebraron los caminos.
Este tiempo no es tuyo ni mío…
Despídete lentamente y prometamos
a la brisa un encuentro entre galaxias
para disminuir la distancia.
Juremos que no puede ser
más lamentable que lo vivido...
Respiremos consuelo en letras.
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