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viernes, 20 de junio de 2014

Lo sabes...

Vuelves a mi porque te sabes amado...
Porque soy un pequeño banco de arena
entre tanta agua turbia.
Vuelves porque te sabes humano,
diáfano y transparente, 
imposibilitado de perfección
pero igual naturalmente aceptado.
Vuelves porque el amor de alguien
te hace existir, te da poder,
te permite sentirte reconocido
en la tinta y la mirada que lleva
nombre y apellido.
Vuelves con la certeza de la bienvenida
que no se agota como llama eterna...
Vuelves con el riesgo de quedarte
un poco más de lo planeado,
con la posibilidad
de relajar los hombros
y de morir consumido por los extremos.
Vuelves porque tú alma
tiene el permiso implícito
de pasearse por mi vida...
Porque con mi saliva
te sano las heridas
y con mi presencia te doy la oportunidad.
Vuelves porque te cansas de equivocarte
y en éste perímetro te sabes constructor.
Vuelves porque vuelas en orgasmos
astrales con tú mano en mi rojo crespo,
con susurros de autocompasión.
No ofendas al karma dándole
roles tácitos de necesidad banal,
no reduzcas la danza del destino
a polvos que puedes conseguir
en cualquier esquinas con poco
en los bolsillos...
No reduzcas a cenizas
lo que es flama vigente,
no des argumentos para
ésto que se narra sólo.
Sincera tú culpa y siéntete en casa
porque de alguna manera cósmica
perteneces a ésto que es lo único
que después de tanta betalla nos queda.

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