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domingo, 29 de julio de 2012

Vivo muriendo...


Cuando escribo, las letras me salvan la vida.
Cuando las leo, sin piedad, me condenan y torturan.
Me recuerdan que sigo tropezando con la misma piedra,
esa que me cambió el destino por costumbre...
Me confirman que los eufemismos son excusas y que
esto que me fragmenta la vida que no pedí tiene nombre y maldición.

Atrás quedaron los juramentos y decretos que me hicieron
el eslabón más fuerte en la cadena de la desdicha.
Cuanta práctica perdida entre la niebla de la voluntad egoísta,
cuantos copas alzadas en el nombre que no se pronuncia,
cuantas noches de autoflagelo y cuantos días de camas vacías.

Vivir esperando es una forma de morir,
así como mueren las estaciones, así como muere el tiempo,
de la misma forma en  que mueren las historias que carecen de finales.
Así como muero yo lapidada por el polvo....
Así como mueres tu cada vez que yo te mato.


                                        

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