Vistas de página en total

lunes, 23 de mayo de 2011

Somos imagen y semejanza de una suposición…

Nuestra naturaleza verdadera no proviene de Dios,
no somos ni seremos la promesa de un mundo nuevo
por el hecho de ser creyentes polifacéticos.
Las luchas que emprenderemos siempre serán egoístas
así las compartamos hombro a hombro y grito a grito.
¿Cuántos pechos golpeados al ritmo de letanías
adornan bancos de madera que rechinan por la hipocresía?
Tantos cánticos aprendidos que ni si quiera emergen afinados,
tanto sencillo de ese que nos sobra en cestas, tanto ritual
al ritmo de campanadas como si fuese este un patio de recreo.

Un símbolo de redención con cuatro puntas cardinales,
colocada en alguna pared que probablemente convine, fíjate,  
arrepentirse ante ella parece ser un modismo y no un sentir.
Supongo lo has notado, porque al igual que yo a pesar de estar
en aquel campo santo has criticado a tú prójimo. ¡Que vergüenza!
Da claustrofobia esa cabaña de una ventana y una entrada,
¿Son de madera para que retumben las confesiones?
¿Si fuesen de alabastro resbalarías las palabras?
No se debería escuchar a quien no camina por este suelo
manchado de cierto pecado y humanidad como cualquiera,
menos si te tutea desde una tela metálica como si se tratara
de un autoservicio, de esos impersonales porque no te ven a los ojos.
Yo con unas cervezas, si lo quisieras, podría exorcizar tu alma,
yo, que el único voto que he comprado a sido el de confiar
en mi instinto, lo único que considero soberanamente natural. 

                                                  
                         

No hay comentarios:

Publicar un comentario