Tus pasos por mi casa,
el trago compartido en la taza de café.
Las sonrisas cómplices,
los abrazos que reposan en tú pecho.
Yo apretada a una barba bicolor,
tú, cómodo navegante en mis caderas.
Lo mejor de mis noches,
lo primero en mis días.
Esa despedida extensa,
tús verdes ojos bosque que brillan.
Me derrito una y otra vez...
Conoces cada rincón
de mis urgencias,
extraño todo de ti...
Dime una vez más que me quieres
y me quedo conjugando el nosotros.
Nosotros humanos de turno, emprendemos a lo largo de nuestra vida una búsqueda infinita por el equilibrio como sinónimo de paz. Algunos con métodos más ortodoxos que otros pero de igual manera predestinados a transitar un camino desconocido pero necesario.Yo siempre escogí a la palabra, bajo cualquier disfraz, bajo cualquier luz. Este espacio brinda una pequeña ventana a mi mundo...
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domingo, 7 de junio de 2015
Extrañar... El verbo de la semana N°1
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