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lunes, 5 de septiembre de 2011

Caleidoscopio de cuatro cristales



El amor se viste de luz y mitiga la soledad del pecador.
El amor es reconocer que la imperfección juega a ser gloria.
El amor se viste de luz y mitiga la soledad del pecador.
El amor es yodo para la grieta del tiempo y agua para el cántaro roto.

El amor no es lo que parece, siempre es mucho más.
El amor es compartir la cama, la vida y las letras…
El amor no es lo que parece, siempre es mucho más.
El amor es mirar la lluvia juntos y pertenecernos con cada gota.

El amor es descendencia que anda descalza y huele a trigo.
El amor es mezcla de sangre, símbolos y promesas de humanidad eterna.
El amor es descendencia que anda descalza y huele a trigo.
El amor es parir manos bondadosas, ideas liberadoras y voluntades cuánticas.
                                                                                     
El amor es el origen de una vida nueva y la muerte de la negación.
El amor es renacer de cenizas azules que quedaron de un cielo en llamas.
El amor es el origen de una vida nueva y la muerte de la negación.
El amor es hacernos polvo de estrellas y dejar ramas bajo la tierra de la infinitud. 





El amor, sin condicionados, solo como sentimiento elevado a su máxima expresión es el medio y fin de la vida misma. A esta conclusión llegué después de agradecer mi pasado, vivir con convicción mi presente y sembrar purpurina magenta al futuro…