Vistas de página en total

martes, 16 de agosto de 2011

Entre otros eventos

Te dije que no era posible, sin dar razones, ocultando mi temor. Silencié palabras y ahorré lamentos, como siempre, como antes de ti. Caminé por mi mente viéndote de reojo, acelerando el paso para no caer, me conseguí cerrando historias cuya tinta empezaban recién con el “había una vez”. Hablar de amor es tan sencillo como llorar con un buen libro, comentar una novela, ver una película de dos horas y anticipar según su género un típico y añorado final. Somos buenos, hasta damos consejos, seguimos un libreto, nos vestimos de humanidad. No siempre se observa, el muro suele ser alto, con un pequeño agujero para poder mirar, quizás se asome una mano, un par de deseos. Un corazón ansioso, uno sin estrenar. Aguantaste mi intemperie, resististe por los tres, por mi, por ti, por el temor al nosotros. Me permitiste reconocerte, ya el ciclo al fin se completó, siempre fuiste tú, siempre fui yo.   


                                             

                                          

Amoet


Te amo como la orilla a las olas,
como el poeta ama a sus obras.
Te amo con grafías claras sin letras pequeñas,
tal y como la flor ama a la primavera.

Te amo como lo hace la brisa
que se pasea entre ramas y techos.
Te amo como el tiempo a la vida,
te amo como nadie lo ha hecho.

Te amo silencioso y místico
en tus reservas y excesos.
Te amo cuando eres arte
representado en trazos negros.

Te amo cuando ríes entre margaritas
y extiendes tus brazos para tocar mi ausencia.
Te amo porque me esperaste paciente
hasta que mis pasos siguieron tus huellas.    

Te amo con la fe ciega de que eres recompensa.
Sin temores, ni miedos, en lo simple, en lo complejo.
Te amo porque me doy el permiso
de vivir una eternidad que escapa del tiempo.