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domingo, 19 de marzo de 2017

Los domingos hacen cosas raras...

Quiero escribir para los que una vez me amaron,
para aquellos que pensaron que yo era el otro extremo
del hilo rojo de la leyenda, la calma luego de la tormenta.

Quiero escribir para los que una vez me quisieron,
viendo cada uno de mis defectos como un proyecto renovable,
encontrando en mi compañía una excusa para volver a creer.

Quiero escribir para los que una vez me desearon,
los que se internaron en un espiral de sábanas y posibilidades,
esos que no jugaron a imaginar más allá de lo que
un cuerpo físico puede darles no por merecerlo, si no por libertad.

Quiero escribir para los que una vez me follaron,
seguramente con la concepción patriarcal
de que dejaban honda huella y que su solo gesto de permanecer
era un acto voluntario sin entender que siempre, la elección fue mía
y la consecuencia de vacío un juego moderno de falsa compañía
enmarcada en tragos baratos, portales y callejuelas a medio alumbrar.

Quiero escribir para los que una vez pretendieron
y no se arriesgaron, fueron precavidos, se movieron lento,
más como presa que cazador. Con ese enorme y pesado
bulto de pendientes en el que me sumaron sin ni siquiera
preguntar que hubiese ocurrido de haber intentado.

Quiero escribir no para justificar, no necesito comprensión,
elijo retar a la memoria clasificadora pues hoy entiendo
más que nunca que su existencia dejó un montón de cables
a medio conectar, una lista de pendientes hecha con boli negro,
un parchis incompleto, un argumento a medio acabar,
una atención tal vez no tan merecida.

Mi debilidad por las almas rotas dejó más de una vez
la puerta abierta, bajó los mandos de la alerta, se relajó
con un cigarro de liar de esos baratos que fuman los desvelados.
Se dio la mano con mi posibilidad irreductible de vivir,
de probar, de moverme, de correr, de saborear y gritar.

Lamento aquello, esa manera de irme a veces sin despedida,
nunca es suficiente para mí, y sus expectativas en ocasiones
superaban mis ganas de permanecer no porque hubiese algo
esperando luego, es que simplemente como los gatos persigo
luces escurridizas en paredes mal formadas.

Pero en rescate de mil razones que inspiraron más de una
cerveza a media luz, una canción tarareada mientras andaba
sobre mis pasos, de un silencio no incómodo contemplando
la más pura y necesaria nada de las que hablan los de ciencia
les doy las gracias... Astillaron, reconstruyeron, reventaron,
rescataron, movieron, explotaron, expandieron, reformaron,
marcaron, dibujaron, blasfemearon, mordieron, besaron,
chuparon, mordisquearon, perdonaron, mancharon, excomulgaron
lo mejor que para el momento de su transito había.

La cerveza de hoy, en su nombre.
Brindo por el que perdí, por el que alejé, incluso...
Por el que se me adelantó dejándome a mi a un lado.
Fue lo mejor, se los prometo.