Me inventas constelaciones
para explicarme en distancia
qué tanto me quieres
cuando te pregunto
"Hasta dónde?".
Dices haber perdido práctica
con eso de "hasta la luna"
"hasta el sol" y no entiendo,
de verdad no entiendo,
cómo alguien como tú
podría olvidar querer a diario.
Te pedí colorearamos
para estrenar mis nuevos colores,
el del magenta de neón
y el verde brillante.
Me miraste con ternura
y te prestaste al juego
no sin antes recordarme
"hace mucho no dibujo".
En qué momento dejaste
que tú niño de antaño se fuera?
Cuando cerraste la puerta
a la añoranza de lo simple
por hacerte grande y reponsable
por caminar al ritmo del resto.
Cuando bailo sin música
me miras con gracia...
Sonríes y mueves la cabeza
no muy convencido de la razón.
Me dijiste una vez
"tengo tanto que no bailo"
pero poco a poco te he visto
soltarte y moverte
con la gracia del que festeja
porque tiene a alguien que lo añora.
Estás cambiando, eres distinto.
Te veo convertirte en esa versión
que rescató el tiempo
que nos hizo coincidir.
Ríes y complaces mis "ideitas extrañas",
me haces sentir la mitad
mal juntada; la que propone
en espera de encontrar un cómplice.
Me hace feliz recordarte
aquello que fuiste y de a poco vuelve...