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viernes, 20 de junio de 2014

Lo sabes...

Vuelves a mi porque te sabes amado...
Porque soy un pequeño banco de arena
entre tanta agua turbia.
Vuelves porque te sabes humano,
diáfano y transparente, 
imposibilitado de perfección
pero igual naturalmente aceptado.
Vuelves porque el amor de alguien
te hace existir, te da poder,
te permite sentirte reconocido
en la tinta y la mirada que lleva
nombre y apellido.
Vuelves con la certeza de la bienvenida
que no se agota como llama eterna...
Vuelves con el riesgo de quedarte
un poco más de lo planeado,
con la posibilidad
de relajar los hombros
y de morir consumido por los extremos.
Vuelves porque tú alma
tiene el permiso implícito
de pasearse por mi vida...
Porque con mi saliva
te sano las heridas
y con mi presencia te doy la oportunidad.
Vuelves porque te cansas de equivocarte
y en éste perímetro te sabes constructor.
Vuelves porque vuelas en orgasmos
astrales con tú mano en mi rojo crespo,
con susurros de autocompasión.
No ofendas al karma dándole
roles tácitos de necesidad banal,
no reduzcas la danza del destino
a polvos que puedes conseguir
en cualquier esquinas con poco
en los bolsillos...
No reduzcas a cenizas
lo que es flama vigente,
no des argumentos para
ésto que se narra sólo.
Sincera tú culpa y siéntete en casa
porque de alguna manera cósmica
perteneces a ésto que es lo único
que después de tanta betalla nos queda.

Probablemente nos separe la vida...

Si ambos andamos buscando
cosas que no conocemos
o quizás fantaseamos...
Por qué no buscamos juntos?

Si ambos sentimos sed
ante las dunas áridas
de la duda y el temor...
Por qué no bebemos juntos?

Si ambos nos excitamos
con palabras y tinta
que arrojamos sin receta...
Por qué no encendernos juntos?

Si ambos sentimos esperar
algo que no parece suceder...
Por qué no curarnos juntos?

Si tú no sabes a dónde vas
si yo no sé a dónde voy...
Por qué no extraviarnos juntos?

sábado, 14 de junio de 2014

Humanidad...

Creo entender que la vida y el mundo se resumen en una constante búsqueda. Quizás la tribulación no radique en el deseo constante de conseguir, en lo personal, creo -porque en algo hay que creer- que el nudo crítico radica en el objeto anhelado, más que en las herramientas que entrelazamos para llegar a él. Por ejemplo, tal vez, nosostros somos -cuando nos permitimos ser- un conjunto cóncavo y convexo. Que en ocasiones se quiere y en otras se odia, que en una ocasión se amaron pero también se desmembraron, que en una casualidad repetida se siguen viendo y reconociendo sin buscarlo, aunque también, se cubren los ojos para jugar a olvidarse con pañitos negros de soledad que huelen a guardado y a sal. Somos una ecuación de esas que dura mucho tiempo anotada en una pizarra y luego al tratar de borrar siempre deja una huella aritmética. Aunque luego recuerdo otras tantas cosas más y me parece injusto inmortalizarte en mis letras porque es un crédito muy grande así todavía no sea famosa, porque cuando escriben de ti te haces eterno y yo creo haber muerto en páginas viejas. Pero así como tantas otras cosas mi optimismo me hace poner los pies en la alfombra de ese portal que me conozco de memoria... Debo ser bastante aburrida para los que me miran preguntándose por cuánto tiempo más contaré la misma historia. Pero el entretenimiento no es mi fuerte, yo que vivo leyendo y esperando la lluvia sólo sé moverme en tonos cálidos y a veces grises, por ratos de neón... No creo deberle a nadie un argumento digno. Siempre soy los extremos de todo sacado de la nada, y si lo hago debo hacerlo en grande -si se trata de errores hasta papelillos incluyo- el caso, es que... Yo iba a escribir que quizás hay algo más en lo que parece ser siempre menos. Pero me desvié y terminé pensandote, eres un jodido suertudo.

miércoles, 4 de junio de 2014

Sólo sabes que la necesitas cuando la dejas marchar...

Cuando dos personas se miran
y se reconocen en el otro
la brisa cambia de dirección
y se alinean los planetas
como indios en línea de guerra,
como hormigas creando un rastro
o como tinta corriendo en papel. 
Cuando dos personas se aceptan
la caja marca Pandora se abre,
y la lluvia parece
ser una invitación.
Empieza a sobrar el maquillaje
en la proporción
que estorba la ropa.
Las películas y canciones,
las fotos y las nubes
parecen un
organigrama de recuerdos.
Nada falta todo sobra,
la adrenalina
es la cuota diaria
de jugar entre paredes
sin ser vistos por algún espía.
Cuando dos personas se tocan
las estaciones se unen
y el cuerpo lo agradece
con movimientos de combate
pasivos en perímetros
de sábanas blancas.
Te marcas para siempre,
con las huellas del autor...
Te haces necesidad
y creas vínculos a fuego lento.
Cuando nosotros tropezamos
estallan estrellas que terminan
lloviendo a los pies de la cama...
Reconocemos los logros
y libramos las batallas.
Somos un atentado frecuente
a la posibilidad más sumisa.
Como cuerda y fósforo,
como río y lluvia,
como camino y huella.