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sábado, 29 de junio de 2013

Hay peligros que susurran crónicas...

El licor es el peor enemigo del recuerdo,
como lo es el agua del aceite
o el adiós de las ganas pospuestas.
El licor atenta con su danza invisible
contra el recuerdo que se maquilla de ayer...
Pasa sin pedir permiso, reta sin luego asumir,
ilusiona sin ser veredicto y se disfraza
irresponsablemente de mentira enamorada.
Hoy recordé por qué dejé de beber el día
que decidí no llorarte, aquella tarde, en
la que cada chapa doblada anoté un pretexto
para no quererte.
Hoy recordé lo mal que me hace jugar a la
nostalgia extemporánea ante una partida
anunciada. En éste país de solitarios beber
resulta más costoso para tu historia q para tu bolsillo. Beber es una catarsis anónima...