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viernes, 8 de julio de 2011

Escritos sin tinta.

Si pudiera cerrar tus ojos con mis besos, uno tras otro.
Acomodar tu almohada y anhelos antes de la hora de dormir.
Susurrar mis desvelos a tu oído, beberte en suspiros lentos,
quizás solo así sabrías que te siento cercano a mi.

Tomar tu mano antes de cruzar una calle, apoyarme en ti para saltar.
Compartir un chiste o las noticias diarias, tener anécdotas para celar.
Si pudieras elegir mis recetas, mi ropa, mis tareas solo por diversión,
eso me haría parte de tu vida, elemento de tus horas, tu carta de presentación.

Viéramos correr las estaciones desde nuestra ventana de cristal,
si yo estuviera contigo un nuevo plan sellaría la noche diaria,
si yo estuviera contigo una risa cercana abriría la mañana.
Pero mientras llego, aguárdame en el lado derecho de tu cama.

No olvides que en las nubes mando mis mensajes ocultos,
que la brisa es emisaria de mis besos que son solo tuyos.
Recuerda que me ves en las esquinas extendiéndote la mano
y que hasta reloj usaría para recordar nuestros antagónicos horarios.

Yo estoy más cerca que antes, camino lento pero sin prisa.
No hay que adelantar lo que está escrito antes de que se escribiera la vida.
Espera por mi entre las letras de tu nombre, el mío te aguarda paciente.
Construyamos esa historia prometida, esa eternidad que nos deben.